Las manifestaciones reunieron a centenares de miles de personas en unas 80 ciudades de España apenas unas horas después de que el Congreso de los Diputados aprobara el tijeretazo solo con los votos del PP. Los secretarios generales de CC OO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez anunciaron que no serán las últimas movilizaciones que habrá este verano. “Hoy no es una manifestación más ni un acto final de nada. Habrá más en agosto”, anunció Toxo antes de la convocatoria madrileña. “Convocaremos acciones concretas y sectoriales e implicaremos a todos los colectivos que sufren los recortes, haremos confluir la movilización laboral y ciudadana, preparemos una gran marcha sobre Madrid”, concluía el manifiesto que leyeron en la capital los escritores Benjamín Prado y Marta Sanz.
La magnitud del mayor recorte de la democracia ha unido a sindicatos, organizaciones y movimientos sociales —han secundado las protestas más de mil organizaciones— que hasta la semana pasada era impensable que salieran juntos a la calle. La manifestación de este jueves estaba convocada por seis sindicatos dispares (UGT, CC OO, CSI-F, CGT, la Intersindical y USO), que hasta ahora no habían confluido nunca, y laPlataforma en Defensa del Estado del Bienestar. El Gobierno sabía que el descontento había crecido mucho últimamente —más con el ya famoso grito de la popular Andrea Fabra en el Congreso: “¡Que se jodan!”—, pero no esperaba movilizaciones masivas. Las protestas contra la reforma laboral llegaron a ser contundentes por momentos, sobre todo en las primeras manifestaciones convocadas contra ella, pero ninguna ha tenido esta dimensión. Ni siquiera la de la huelga general.
Los recortes ya no afectan solo a colectivos concretos, por amplios que sean (como la reforma laboral a los 14 millones de asalariados), ni son medidas que maniatan solo a ciertas Administraciones o entes públicos. El ajuste que aprobó el Gobierno de Mariano Rajoy llega directamente al bolsillo de todos los ciudadanos, de una o de otra forma: la subida del IVA, el aumento de las retenciones por IRPF a los autónomos, la suspensión de la paga extra de Navidad a los funcionarios, el recorte de las prestaciones por desempleo, los despidos en las empresas públicas. Además, llega también a puntos neurálgicos del Estado de bienestar que afectan a la vida cotidiana: el tajo en dependencia, las recetas sanitarias… “Es el momento de salir a la calle, soy enfermo crónico y ahora tengo que pagar más por los medicamentos”, protestaba este jueves un bombero jubilado.
Fuente : elpais.es